SIN IDENTIDAD…


Bajo el nombre de vagabundo
Le observé leer aquel oxidado periódico,
Sentado junto a un par de bolsas y olvidos,
Aquel erudito del silencio respiraba junto a nosotros…
Los discriminadores;
Lo miraba desde el balanceo de mí cuerpo en un columpio de plaza,
Mis ojos encallaban en él desde las alturas,
Su espinazo era ocultado por la sombra prominente de un árbol,
Su edad era el mismo misterio que el de aquel árbol…
La brisa del aire conteniendo un silencio
Y este silencio conteniendo sus palabras.-

Su ancianidad se escondía tras la mugre
Tras el olvido y tras los banales comentarios;
Como de costumbre y siempre temprano en un paradero él esperaba…
Aquel cambio de semáforo a rojo o quien sabe el último expreso de la muerte;
Su rostro no expresaba más que tranquilidad y una mueca de hambre,
Sus pasos iban en ligero avance y su mirada extraviada,
El viento le arrancaba de sus harapos ese hedor de indiferencia,
Esa melancolía que solo el abandono produce en el cuerpo,
Y que carcome como termitas la mente y su subconsciente.-

La muerte esta vez esta como ausente…
Solo deja que el viento lleve a la deriva los pasos de aquel hombre,
Hombre culto en el pasado…
Hombre de bien y de mucha labia…
Hombre que no le teme al sol ni menos a la gente,
Hombre del cual nosotros huimos en aquella plaza
Cuando con su barba desgarbada y su mirada inclinada al suelo
Se nos acerca a solo diez metros tan solo para saludar…

¿Será su entintado y desorientado mirar el que nos asusta?
¿O será que tenemos pavor a ser nosotros los próximos seres sin identidad?...