Oratoria...

Antes de tomar tú cuerpo
Confieso en silencio mis pecados…
Y arrodillando mí conciencia
A un costado de la cama
Rezo en nombre de quien sabe
…Fuese mí dios…

Tú tan pura y silenciosa
Como aquel deseo
Que no me deja olvidar,
El roce de tus manos
Cubriendo el gemido
Que resbala plateado
Por aquel crucifijo
Que mantiene tu seno en paz.

Por las noches es la ausencia
Quien atrapa mis deseos…
Es ella quien me desvela…
Es en ella que te espero,
Es en ella que te quiero mía,
Es ella en el preciso momento,
Pero en mí corazón por siempre tú.

Te recuerdo bien amada
Aunque te pierdas en el temor,
Y no me importa esperarte
Aun vea morir las lunas;
Más la angustia pasara
Cuando caiga tu cabello
Sobre mí brazo…
Y te recline sobre el beso
Que es pasión contenida
Por la obvia razón de ésta oratoria.

Quisiera perpetuamente amarte
Teniendo en mis oraciones
El nombre aniquilante en mí mente,
Que es el tuyo…
Hija natural de la vida
Tú que me llamas mí amor,
Dueña de mis sueños
De mis horas y de todo eso
Que construyo sin la voz
Que seduce tú fe hecha piel.



“Todopoderoso ilumina
La seducción de sus curvas,
Y dame la guía del camino
Que debo seguir hacia los muslos
Donde duermen las serpientes Que hacen de este hombre un pecador”.

Interrogantes sicopáticas

Irónicamente despierto…
Cuando el agua se hace fuego
En las copas de las cuales no bebo
Cuando sostengo los suspiros del silencio;
Pero cuando los ojos hablan
En su color más puro e intenso,
La boca observa y bosteza al pestañar;
Más lo cierto se hace más incierto,
Los brazos caen al césped…
¿Y que sucede?...
¿Qué son de las risas?...
Talvez murieron al caer la noche…
Quizás el arlequín perdió ya su traje
Junto con el poeta sus escritos
Y la viga a su horca en su intento de muerte…

Como subir y bajar sin hacer esfuerzo alguno…
Como delinear la tristeza sin estropear el corazón…
Como comer sin caer en la gula…
Ni en los pecados más capitales
Que llevan al fondo del fin…
Las manos y los pies dormidos
En la confusión de las conciencias sin piel,
Sobre el beso que reboza ajeno en otra boca
Cuando las tardes se visten de pasión…
Para caer o dejarse caer en otro cuerpo…
Sin nombre sobre la apología de sabanas
Contrapuestas a la fidelidad de la razón.

…Pero…
Mí perfil agonizó perpetuo
Cuando derramé sobre la torpeza aquel café;
Un río de escoria yacía rodilla abajo a mí pie;
Mis silencios ardían mientras la piel cosida
Era ya alimento de carroñeras especies…
¿Y que fue de la juventud?
¿Dónde está la humildad?
¿Por qué no abrir ventanas?
¿Por qué no cerrar puertas?
¿Por qué no dar luz sin encender velas?
…Si podemos ser el albor de los días…

Todo es tan extraño…
Todo cambia y se difumina
Ante la oscura y turbia claridad
Que no fue y no será razón de vida…
Porque todo es tormenta
Y no consuelo de dolores…
Cuando el alma se encuentra
Partida y no dormida.

¡Yo vivo y muerto!… ¿Y tu donde estas?

De entre tus piernas
La lluvia viste distinta,
Y tu deseo me sabe a muerte…

De la noche en su color más profundo
Me invitan las estrellas a buscarte…
Paso a paso por avenidas
Sin que comprenda los caminos…
Sin una luz que te encuentre,
Sin una mano que sienta
El temor a morir sin ti….

Más el perfume de tus pliegues
Ahoga en tus años mi sed…
De hacer melodía el silencio
De nuestros besos en el cielo,
Para ser milagro y llanto
En el altar de nuestros sacrificios…

Me considero un día sin sol
Cuando con el crepúsculo te mueres
Y cuando en los brazos del alba no resucitas;
¿Porque no caes junto a la lluvia
Y en mis pupilas te haces lágrima?;
¿Porque no conjugas el verbo amar
En el gemido que convulsiona bajo sabanas?,
¿Porque no entras y me dejas hoy en ti?…

Si supieras que me levanto en las alas del viento
Y que desnudo vivo mi fatiga de ti…
Comprenderías talvez que tus besos son mi complemento,
O falta quizás arrancar mi piel y derretirme en sangre
Para que veas lo que con luz aun no consigues ver…;
Estoy abrigado a un chaleco de fuerza
Con un derrame que comienza en mí cerebro
Y termina al pie de la fecha… en mí tumba.

Estoy pidiendo ayuda…
Por eso abro puertas y dejo mi locura atada a un árbol,
Más no comprendo como ni cuando pasó…
Solo se que me detuve…
Estornudé y yacía solitario en la avenida que no recuerdo,
Pero aun conservo ese sentimiento de buscar y no encontrar,
De ser y estar… vivo entre los muertos y muerto entre los vivos;
Ya he dejado de ser el aire que respirabas…
Ahora soy el polvillo que levantan tus giros…
Pero cuando estés en un desamparo de latidos…
¿Me podrías decir que seré yo en ese momento?
Pues bien… Nunca lo sabre porque bajo mí almohada
Y a la hora de la siesta la soga y la pólvora… me esperarán.-